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En 1996 se libera el manifiesto que declara la independencia del nuevo mundo, “el nuevo hogar de la Mente”, el ciberespacio

Declaración de independencia cibernética

En 1996 se libera el manifiesto que declara la independencia del nuevo mundo, “el nuevo hogar de la Mente”, el ciberespacio

Gobiernos del Mundo Industrial, ustedes, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, les pido que nos dejen en paz. No son bienvenidos entre nosotros. No ejercen ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos hacerlo, así que me dirijo a ustedes sin más autoridad que aquella con la que la libertad siempre habla.

Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estás buscando imponernos. No tienes ningún derecho moral a gobernarnos ni posees métodos para hacernos cumplir tu ley.

Los gobiernos derivan sus justos poderes del consentimiento de los que son gobernados. No has pedido ni recibido el nuestro. No te hemos invitado.

No nos conoces ni entiendes nuestro mundo. El Ciberespacio no se halla dentro de tus fronteras. No pienses que puedes construirlo como si fuera un proyecto público de construcción. Simplemente no puedes. Es un acto natural que crece de nuestras acciones colectivas.

No te has unido a nuestra gran conversación colectiva, ni creaste la riqueza de nuestros mercados. No conoces nuestra cultura, nuestra ética, ni los códigos que ya proporcionan a nuestra sociedad más orden que el que podría obtenerse por cualquiera de tus imposiciones.

Proclamas que hay problemas entre nosotros que necesitas resolver. Usas esto como una excusa para invadir nuestros límites. Muchos de estos problemas no existen. Donde haya verdaderos conflictos, donde haya errores, los identificaremos y resolveremos por nuestros propios medios. Estamos creando nuestro propio Contrato Social. Esta autoridad se creará según las condiciones de nuestro mundo, no del tuyo. Nuestro mundo es diferente. El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones, y pensamiento en sí mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está a la vez en todas partes y en ninguna, pero no está donde viven los cuerpos.

Estamos creando un mundo en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debidos a la raza, el poder económico, la fuerza militar, o el lugar de nacimiento.

Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al silencio o al conformismo.

Tus conceptos legales sobre propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican a nosotros. Se basan en la materia.

Aquí no hay materia. Nuestras identidades no tienen cuerpo, así que, a diferencia de ustedes, no podemos obtener orden por coacción física.

Creemos que nuestra autoridad emanará de la moral, de un progresista interés propio, y del bien común. Nuestras identidades pueden distribuirse a través de muchas jurisdicciones. La única ley que todas nuestras culturas reconocerían es la Regla Dorada. Esperamos poder construir nuestras soluciones particulares sobre esa base. Pero no podemos aceptar las soluciones que estás tratando de imponer. En Estados Unidos se ha creado una ley, el Acta de Reforma de las Telecomunicaciones, que repudia su propia Constitución e insulta los sueños de Jefferson, Washington, Mill, Madison, DeToqueville y Brandeis. Estos sueños deben renacer ahora en nosotros.

Les atemorizan sus propios hijos, ya que ellos son nativos en un mundo donde ustedes siempre seran inmigrantes. Como les temen, encomiendan a su burocracia las responsabilidades paternas a las que cobardemente no puedes enfrentar. En nuestro mundo, todos los sentimientos y expresiones de humanidad, de las más viles a las más angelicales son parte de un todo único, la conversación global de bits. No podemos separar el aire que asfixia de aquel sobre el que las alas baten.

En China, Alemania, Francia, Rusia, Singapur, Italia y los Estados Unidos estan intentando rechazar el virus de la libertad erigiendo puestos de guardia en las fronteras del Ciberespacio. Puede que impidan el contagio durante un pequeño tiempo, pero no funcionarán en un mundo que pronto será cubierto por los medios que transmiten bits.

Sus cada vez más obsoletas industrias de información se perpetuarían a sí mismas proponiendo leyes, en América y en cualquier parte, que reclamen su posesión de la palabra por todo el mundo. Estas leyes declararían que las ideas son otro producto industrial, menos noble que el hierro oxidado. En nuestro mundo, sea lo que sea lo que la mente humana pueda crear puede ser reproducido y distribuido infinitamente sin ningún coste. El trasvase global de pensamiento ya no necesita ser realizado por sus fábricas. Estas medidas cada vez más hostiles y colonialistas nos colocan en la misma situación en la que estuvieron aquellos amantes de la libertad y la autodeterminación que tuvieron que luchar contra la autoridad de un poder lejano e ignorante. Debemos declarar nuestros "yo" virtuales inmunes a sus soberanía, aunque continuemos consintiendo su poder sobre nuestros cuerpos. Nos extenderemos a través del planeta para que nadie pueda encarcelar nuestros pensamientos.

Crearemos una civilización de la Mente en el Ciberespacio. Que sea más humana y hermosa que el mundo que sus gobiernos han creado antes.


Davos, Suiza a 8 de febrero de 1996


Autor: John Perry Barlow

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