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El despertar de la droga

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Grandes motivaciones nos han acompañado en nuestro camino universal, incluso desde mucho antes de que nos convirtiéramos en prehistóricas civilizaciones. Música llamamos a los sonidos que se producían al golpear ciertos objetos, los cuales en sincronía podían llegar a provocar múltiples efectos en la conciencia humana. Fueron utilizados de manera muy diversa, como en rituales religiosos o incluso previos a combates para servir de inspiración y levantar el coraje de los luchadores. Arte denominamos a las manchas de colores que nos permitieron visualizar una que otra anécdota. Se hacía principalmente para transmitir un mensaje o a veces simplemente de ocio. Droga, fueron las sustancias que trabajaron sobre nuestra salud, estado de ánimo o sobre nuestro sistema nervioso, potenciando desarrollos físicos e incluso mentales. Sin duda una de las grandes provocadoras del cuestionamiento humano fue ésta última, la cual sin importar cuantas veces se nos haya prohibido utilizarlas, siempre fuimos capaces de encontrar la forma de obtenerlas, sobre todo en sustancias naturales de origen vegetal. Es increíble ver que incluso la fauna salvaje acude a determinados lugares para literalmente drogarse con plantas y cortezas que la naturaleza con su maravilloso poder ofrece a la tierra desde tiempos inimaginables.

 

Si bien las drogas ofrecen múltiples beneficios también tuvimos que reconocer que podían ser perjudiciales cuando abusábamos de su consumo o atribuíamos poderes que no siempre eran efectivos. Fue muy difícil llegar a acuerdos de definición para una sustancia determinada ya que muchas personas que afirmaban sentir ciertos placeres, eran cuestionadas por otros que sufrían cosas completamente contrarias cuando las probaban. Para el nuevo milenio mucha información relacionada a las drogas era distribuida y en muchas partes se fomentaba su uso para casos particulares completamente específicos pero que en realidad no eran tan ciertos. Este problema fue heredado del siglo pasado, cuando los primeros movimientos de concientización de sustancias fueron vetados, dejando a las futuras generaciones completamente perdidas en estos temas.

 

Inició en los años 60’ cuando un grupo no menor de jóvenes y adultos, acompañaron la revolución de las flores con su propia revolución intelectual, la que, si bien fue opacada, abrió un universo de posibilidades y mejoras que inicialmente fueron aprovechadas por el sistema, sobre todo para áreas de la medicina convencional. Esta revolución oculta, de índole científico y naturista, nació por la necesidad de volver a lo natural en un mundo opacado por guerras y sustancias cada vez más invasivas y artificiales. Estos jóvenes comenzaron a viajar por el mundo a lugares específicos de las amazonas en Sudamérica y de la India en Asia para probar las sustancias que los antiguos pobladores utilizaron como medicina. Fueron muy valientes quienes quisieron participar en esta gran recopilación de información, pues arriesgando sus vidas comenzaron a probar todo para poder describir en primera persona los síntomas que se sentían. Algunos incluso murieron al probar sustancias que eran lamentablemente venenosas, pero fue gracias a ellos que hoy se les conoce como tal. Como era de esperarse, con el pasar del tiempo, el sistema se vio amenazado. No fue fácil para ellos lidiar con sustancias naturales de las que no tenían ningún tipo de control y que combatieron duramente a su emergente movimiento de pastillas. En Estados Unidos cuando se enteraron que sus tropas en Vietnam rechazaron las armas porque preferían fumar marihuana, conversar y cuestionar a sus superiores, la absurda guerra se le fue literalmente al carajo. En poco tiempo todas las sustancias naturales que influían en la conciencia y en la emoción de la persona fueron prohibidas a nivel mundial y por ende los que trabajaron en esta recopilación de información, fueron completamente abandonados, quitando su presupuesto y en algunos casos incluso buscados y encarcelados por la ilegalidad de sus actos. Esta revolución estuvo marcada por grandes acontecimientos, las mayorías lamentablemente fueron ocultadas y obviamente aprovechadas por el sistema, el cual una vez más, utilizó su poder para prohibir el uso de ciertas sustancias, tergiversando sus beneficios, pero usándolas en todos sus inventos de la época, desatando una incalculable gama de productos altamente influenciables en la sociedad.

 

Para la primera década del segundo milenio la droga sintética estaba completamente desatada y sin ninguna opción de prohibición efectiva. Cocaína, Anfetaminas, Metanfetaminas, LSD, Heroína, Crack, Nicotina, Barbitúricos, Metadona, Alcohol, Ketamina, Benzodiazopines, Buprenorfina, Disolventes, 4-MTA, Metilfenidato, Esteroides anabolizantes, GHB, Éxtasis, y muchas otras más eran completamente accesibles para la sociedad que gustaba de su uso y si bien eran ilegales en muchos países, se podían encontrar en su gran mayoría en lugares clandestinos o de uso nocturno donde en realidad no había ninguna opción de control. Los intereses de los distribuidores por crear fármacos dependientes llegaron a la creación de sustancias completamente abominables. Una de las más conocidas y peligrosas fue la Krokodil que volvía adicto con una sola dosis a los pobres de mente y de manera muy dolorosa y horripilante era posible ver como a sus consumidores frecuentes, se le iban asomando sus huesos en forados de carne muerta llegando a parecer verdaderos cadáveres putrefactos en vida. Que decir de las temibles “drogas zombies” que omitían de todo juicio racional y sentido de culpa a quienes las consumían y que provocaban verdadero pánico y miedo a quienes se les atravesaban en el camino. Sin duda la droga hace muchos años había dejado de utilizarse con fines medicinales, el tema es que ahora de verdad daba miedo ver como las nuevas generaciones sin conocimiento alguno, utilizaban las nuevas sustancias que ofrecían goce y fantasías sin siquiera cuestionarse las penosas consecuencias que éstas producían, a corto y a largo plazo. El uso de la droga era un hecho y cada vez con peores efectos en la sociedad. Para la primera década del nuevo milenio, la conectividad digital también ocasionó graves problemas de adicción en la población, sobre todo a las generaciones más jóvenes, quienes, cegados por su fascinante mundo de entretención, utilizaban más del 80% de su tiempo en ocios digitales, perdiendo completamente el sentido de la realidad, el sentir natural y sobre todo, el afecto humano.

 

Afortunadamente algo bueno comenzó a despertar en una minúscula parte de la población. Si bien un número no menor de individuos continuó abusando de los fármacos hasta mediados del año 2028, fue a finales de la década del 2010 que comenzaron a resurgir nuevas formas para “drogarse” y que cada vez atrajo a más personas. Estas no tenían nada que ver con las invasivas pastillas o a las sustancias químicas sintetizadas en improvisados laboratorios, no, nada de eso, pues ahora, todo se trataría de “sentir”. Como bien sabemos, las drogas son sustancias que afectan las hormonas relacionadas al placer, a los estados de ánimo y principalmente a la motivación, por ende fueron estas las primicias que incentivaron a un grupo no menor de científicos, psicólogos y humanistas para trabajar con pequeños grupos de personas a los cuales se les haría participar de diversas actividades sociales, las que permitieron demostrar que sí era posible provocar en el ser humano, efectos similares a conocidos fármacos con unas muy sencillas actividades. De esta forma muchos adictos que buscaban un escape en las drogas comenzaron un proceso personal de superación de adicciones, las cuales fueron solucionadas por inocentes y totalmente alcanzables métodos de ayuda. Un abrazo sentido, un beso amistoso, una caricia honesta y una mirada profunda se volvieron en medicamentos mucho más potentes y sanadores que las ya mencionadas drogas duras. A mediados del año 2014, grupos ya más organizados comenzaron a masificarse por toda Latinoamérica y Europa. Muy cuestionados en un principio fueron los abrazos gratis en las calles, las danzas agrupadas y los grupos destinados a ofrecer afectividad colectiva, pero de a poco, cada vez más seguidores se fueron sumando y potenciando estos sentires humanos que habían sido totalmente tapizados en la sociedad. Esto por supuesto no significó la supresión de las drogas ni sintéticas ni menos naturales, pero sí el modo en que eran vistas y las expectativas que eran depositadas en ellas, ya que en un inicio eran utilizadas como una verdadera forma de evasión, en cambio ahora con este nuevo conocimiento, el nuevo sentir y el afecto colectivo, su uso comenzó a ser netamente con fines recreativos y en algunos casos muy particulares, medicinales e introspectivos. De esta forma ocurrió el verdadero despertar de la droga, una adicción a vivir en un presente armonioso y colectivo sin necesidad de evadir realidades ni problemas, aceptando la vida tal cual se tocaba vivir.

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