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Las últimas crisis mundiales

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Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero hay quienes luchan toda la vida y esos son los imprescindibles. Ese famoso poema de Bertolt Brecht, creado hace ya bastante tiempo, fue escuchado una y otra vez por los individuos que sobrevivimos a las últimas tragedias humanas de la nueva era. Ese mismo poeta, dijo que la crisis se produce cuando lo viejo no acababa de morir y cuando lo nuevo no acababa de nacer. Es increíble ver como unas simples palabras, sin importar las diferentes circunstancias que separaron nuestra historia, cobraran tanto eco en la existencia que estábamos viviendo.

 

Son numerosos los acontecimientos y personajes que mantuvieron la llama de la unidad social encendida. Para esos años, créanme que, sin la ayuda de personas esenciales, habría sido casi imposible haber logrado lo que logramos. Si bien en apenas tres años, habíamos desviado el curso de la sociedad, estábamos recién iniciando ese largo rumbo a lo que sería el deseo colectivo y solo llevábamos tres años de lucha. Lucha que se desenvolvió en ámbitos sociales, políticos y humanos, pero, sobre todo y uno de los ámbitos más importantes fue el de la lucha personal.  Para ser parte de lo que se estaba gestando, muchos debieron combatir con sus pensamientos y sentimientos durante mucho tiempo para poder aceptar el radical cambio de esquema que estábamos gestando. No es posible asimilar la velocidad con la que ocurrieron esos eventos y si bien pudimos salir adelante, no fue nada fácil.

 

Luego de la segunda revelación por parte de la inteligencia universal, los pocos que observamos la transmisión hasta el final, quedamos con una fuerte sensación de incertidumbre frente a lo que se podía venir. Sin problemas en un inicio, el trabajo humano y social siguió desempeñándose, incluso con ayuda de los que pensamos que estarían más afectados, como los religiosos. Esto no fue así y durante junio, julio, agosto, septiembre y octubre, la revelación parecía no haber afectado mucho a aquellos individuos. El problema había comenzado a manifestarse de a poco, de manera interna, dentro de sus iglesias y congregaciones. Individuos cada vez más enardecidos comenzaron a cuestionar de manera muy radical sus actos, sus creencias, su vida, la de sus hermanos, la de sus líderes, sus libros sagrados y con el pasar del tiempo literalmente todo, comenzando posteriormente a realizar actos completamente trágicos. Se especula que los primeros incidentes sucedieron a finales del año 2022 en Medio Oriente, aquella sociedad siempre había tenido una mentalidad bastante extremista en términos religiosos y para entonces la diversidad de sus culturas daba a pensar que podían renacer sentimientos similares al de las cruzadas. Para bien y para mal fue todo lo contrario, pues los actos violentos no fueron entre religiones sino entre hermanos, quienes completamente desconcertados con la última rebelación, comenzaron a cometer suicidios en masa. Una cruda mentalidad que rápidamente se contagió a culturas de Asia y Oceanía. En América y Europa si bien hubieron altercados de este tipo, no fueron tan masivos como si lo fueron en los lugares más aislados.

 

Muchas organizaciones humanas comenzaron un arduo trabajo para concientizar a las poblaciones con posibles sentimientos suicidas. Redes antisociales se levantaron en múltiples pueblos, ciudades y países para intentar frenar rápidamente esta histeria colectiva de la cual no se podía hacer mucho. El sentimiento de soledad de aquellos fanáticos era tan fuerte que para abril del año 2023 el conteo de suicidios redondeaba al medio millón de personas y seguía aumentando día tras día. El mundo estaba sufriendo el apocalipsis de fe más crudo de toda su historia, y si bien, sabíamos que no todos sufrirían ese sentimiento, el solo hecho de ver como fanáticos y depresivos, cometían semejantes actos, nos hacía pensar que podía pasar a otro nivel de complejidad en muy poco tiempo. Todo esto porque algunos mensajes grabados por aquellos individuos antes de cometer sus actos, eran realmente contagiosos y no necesariamente orientados a un público creyente. Esto causó que muchos de los individuos que nunca tuvieron fe en algo, se unieran a estos radicales. Realmente una catástrofe y una cruda realidad que nos tocó afrontar. El hecho de que los suicidios fueran algo entre comillas, no agresivo, ocultó por meses las reales cifras de muertos. Para la segunda mitad del año, quienes estaban colaborando, fueron testigos de horrorosas masacres y de pueblos completamente inertes con condiciones que incluso hicieron imposible contabilizar la cantidad de bajas. Llevaban meses ahí, sin haber recibido visitas externas. El olor y las condiciones infrahumanas fueron penosas. Tristes imágenes llegaban de las redes antisociales y más impactantes eran cuando se encontraban menores presentes entre los escombros. Ningún ateo o ajeno a la religión estuvo feliz por lo sucedido. La segunda revelación al parecer tenía un propósito oculto y su intención era disminuir la cantidad de humanos en la tierra. Paranoias de ese estilo rondaban en todos aquellos que veíamos con asombro la crisis humana. Para mediados de octubre la cantidad contabilizada de muertos redondeaba los diez millones. Afortunadamente los suicidios comenzaron a disminuir, esto gracias a los miles de individuos que organizados dedicaron todo su tiempo para contener, ayudar, apoyar e informar a aquellos que tristemente ya no tenían ganas de vivir. Cada vez eran menos quienes apoyaban esa tendencia, y aquellos que la habían apoyado, ahora estaban en el otro bando trabajando por quienes seguían sufriendo la soledad y el martirio en sus cabezas. Este triste episodio lamentablemente pasaría a segundo plano.

 

El año 2024 no fue mejor que el anterior, pero esta vez, el problema no fue una crisis de fe lo que atacó a la sociedad, sino de ciencias, cuando la medicina alternativa extrema costó la vida de millones de personas. Para inicios del milenio, mucha gente rechazaba de manera tajante la medicina de origen tradicional. Las razones sobraban pues los nuevos medicamentos no tenían como finalidad ayudar a la sociedad sino más bien eran creados con fines netamente económicos. El tema es que cuando comenzó el auge de las redes antisociales, muchas de estas personas, se radicalizaron más aún, se agruparon y aislaron para gestionar sus propias formas de vida. Se desconoce el lugar de inicio, pero para finales del año 2023 y al parecer debido a la crisis de fe ocurrida anteriormente, muchas de estas poblaciones comenzaron a verse afectadas por los problemas salubres que los lugares donde hubo suicidios masivos comenzaron a transmitir. Malestares típicos de una sociedad enferma, delirios, hemorragias internas e incluso iras colectivas se hicieron cada vez más presentes en estas poblaciones. Sarampión, Hepatitis, Viruela, Tuberculosis y Ébola comenzaron a masificarse rápidamente por estos sectores quienes más encima se negaron a recibir ayuda externa. El problema se convirtió en caos cuando las organizaciones que iban ayudar comenzaron a ser atacadas por gente que no toleraba ser ayudada. Para marzo, el descontrol se hizo total cuando estos radicales se infiltraron en grupos de gente que solicitaba ayuda, ampliando aún más las zonas de contagio. Este evento fue conocido como “La gran pandemia de los ULTRA” y para junio todas las funciones sociales se estacaron debido a este problema que ya contabilizaba catorce millones de muertos. Las ciudades más grandes, rápidamente se vieron afectadas e incluso en muchos lugares debieron esconderse en metros subterráneos debido a los virus que fueron transportados por aves contagiadas. La utilización de mascarillas para respirar, guantes para tocar y muchos otros artefactos transformaron la sociedad en algo muy similar a lo que se había vivido en la primera y en la segunda guerra mundial. Diez meses de caos sanitario y alrededor de veinticinco millones de muertos fue la cuota que debimos pagar hasta que sucedió la tercera revelación.

 

Esta ocurrió mientras ciudades completas eran aisladas para contener los fuertes virus que se transmitían de individuo en individuo. Durante estos días, muchos desesperanzados comenzaron aislarse y a vivir lo que les quedaba por vivir solos o con sus cercanos, resignados completamente a un futuro esperanzador. Aquí, en medio de toda esta tragedia, el presidente de la organización mundial de la salud fue utilizado por la inteligencia universal para dar un pequeño pero eficaz mensaje. Aquí confirmamos que muchas de las enfermedades que nos estaban exterminando, efectivamente habían sido inventadas por médicos y científicos en los siglos anteriores, pero más que nombrar a los culpables o profundizar sobre las causas que motivaron a estos a crear dichas atrocidades, comenzaron a difundir todo el material que habían recopilado de las bases de datos y bibliotecas privadas a las que habían podido acceder. Miles de archivos relacionados a la medicina alternativa demostraron que estas eran las madres nodrizas de todos los fármacos que estábamos necesitando. Posterior a este evento, los pocos individuos completamente sanos y que seguían trabajando por el bien colectivo, organizaron el levantamiento de redes antisociales más emotivo visto hasta el momento. Se informaron, recopilaron y compartieron todos los productos que eran necesarios por todo el mundo, logrando resolver a mediados del año 2025 los problemas sanitarios que acecharon a millones de personas. Muchos de estos, conscientes de su inevitable contagio, fueron a poblaciones completamente enfermas para entregar los antídotos necesarios para su cura. Cura que no salvaría a muchos de estos salvadores. Este fue el mayor acto de amor que pudimos experimentar y fue gracias a ellos que se logró salvar a la humanidad de una completa extinción.

 

La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer. El fanatismo religioso de una u otra forma, debía extinguirse. La medicina alternativa de una u otra forma debía ser considerada la madre nodriza de todo nuevo fármaco orientado a sanar. El nuevo mundo se estaba ordenando y nosotros éramos el desorden.

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